Depresión intermedia de Alejandra Moya Díaz

Depresión intermedia de Alejandra Moya Díaz

Silvia Rodríguez Bravo *

Amanece, el cielo está ligeramente nublado, cambia de tonos azul oscuro a rojos, dorados y amarillos. Aproximadamente 8 ° C“. Esta descripción del tiempo abre “Depresión intermedia” de Alejandra Moya Díaz, quien recorrerá 75 páginas por diversos lugares públicos de la ciudad de Talca. Este recorrido poético lo realiza Jaime, un personaje que, en lugar de escribir una obra, decide escuchar las voces que circulan por el hospicio, plazas, parroquias, paradas de autobús, avenidas, puentes, transporte colectivo, y también en su casa.

Cada texto tiene una estructura de archivo kardex en la que la fecha, la hora, el lugar y el clima se registran cronológicamente. Las emociones, sensaciones y reflexiones aparecerán tanto en forma narrativa como poética, dando lugar a una literatura en constante movimiento, reflejando la rutina del verano, la soledad y el silencio: “Mis mañanas son un poco monótonas. Ahora mismo, recuerdo estar loco, el proceso por el cual hay algún estado de psicosis, y caigo en cavilaciones mentales que me hacen comerme las uñas y romperme el pelo. Queda un poco de café. No hay gasolina“.

Las descripciones de lugares y momentos son directas y reales, sin encubrimientos ni adornos que esconden escenas en las que seres de carne y hueso usan la vida según su propia forma de ser: “¡¡Es Sodoma y Gomorra !, grita el viejo charlatán que deambula por la Plaza Arturo Pratt mientras el pato se baña en la culebra del operador de la pradera y varias parejas de adolescentes chupan su pasto, lo que inspiró el apocalipsis. “Perfume”.

La trama del cuerpo narrativo es un personaje inexistente, pues solo está dada por una brújula de momentos que vive el protagonista durante los treinta y dos días, durante los cuales continúa su constante peregrinaje existencialista, en el que a veces ocurren el fracaso y el fracaso. . son los ingredientes que prevalecen a lo largo de las horas.

Por otro lado, los textos poéticos, que contienen imágenes visuales, pueden recrear escenas sólidas que reflejan el estado contemplativo del hablante:

Y como Panero,
Yo tambien tengo un idiota
uno y varios, muchos rascando las paredes
Hospicio abarrotado entre mis cuerpos … “

El poema termina con las palabras:

[…] No entiendo más del presente que las imágenes que proyecto para un futuro que espero y un pasado que no recuerdo.
Yo también tengo un idiota “.

Lo sorprendente de este texto es que la primera y la última línea forman una línea diferente:
Y como el Panero,
Yo tambien tengo un idiota“.

Litoraltura Ediciones, nos presentó el primer libro de Alejandra Moya Díaz, que transita sin miedo de la narrativa a la poesía con un estilo auténtico e identitario que refleja su seguridad y confianza en la escritura.

Leerlo era la parada del velocímetro de la ciudad para recorrer los pasillos y esos laberintos interiores donde los intensos reflejos tallan el surrealista y verdadero fluir de los días.

* Poeta de Talca
El Federal Online
Santiago de Chile, 3 de marzo de 2021

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